La miró. Solitaria.
De a ratos feliz,
frente al espejo.
con su maquillajes.
Apasionada por vocación
de su propia imagen.
Enclavada en cielos
e infiernos inexistentes.
Y solo pudo decirle
“... se que no soy
tu príncipe encantado...
Apenas si,
un hombre
de ti enamorado"
No hay comentarios:
Publicar un comentario