La aurora, esconde su
maestría
entre el círculo del
agua mansa.
Se prolonga ilusoria la
distancia,
hacia la calle que
corta el vacío.
La noche, como deidad
nueva,
perfuma de azahares el
deseo
de un enero lujurioso
y poético.
El viejo mistral,
cultamente agotado,
acuna, en un regazo
de lluvia,
barriletes que
prolongan la tarde.
Desde una mesa de café, desgrana
la inocencia del espejo, la
imagen
de cinco líneas en clave de
sol
por las que la música, entristecida,
como una ausente pequeña viajera,
improvisa congojas, en la deserción
sonora del timbre de tu
voz.
Ilustración: "Labios Negros" - Taylan Soytuk
Bellissino no hay palabras para tus letras...muchas gracias
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