domingo, 9 de marzo de 2014

Entelequia con versaciones

Retomemos la conversación 
que hoy, estoy contento.
Tenés unos quilombos de órdago? 
(qué significa órdago?). 
Los fantasmas de mierda
nunca desaparecen,
a veces, tengo la sensación
de que están al acecho. 
En esos momentos 
me dan ganas de repartir patadas.
Lo de los bienes familiares,
te lo entiendo muy bien. 
Tengo una historia parecida 
con la casa materna, 
es como un culto familiar, totémica. 
Quedó para mí en el reparto,
y le puse energía y sentimiento,
para que sea punto de reunión familiar, 
ya que  tengo un hermano.
La monté como casa de vivir, no de vacaciones, 
once camas con sus sábanas, toallas, 
porcelana, cuadros, libros, cerámicas, etc.
y resulta que los chicos no van y a mí,
solo, tampoco me atrae ir. 
Entonces, ahora, le voy a sacar toda esa piel, 
le voy a dejar solo lo elemental, 
para poder alquilarla en los veranos. 
Pero hay que hacerlo. Y cuesta.
Para colmo me chocaron el auto,
un camión municipal,
pagan todo ellos, pero,
hace una semana que estoy a pata. 
Y para más colmo, algún hijo, siempre 
se está separando de su pareja,  
y anda hecho un moño de culpas. 
Hay épocas duras. 
Vos hablas de equilibrio precario, 
hay que defenderlo, 
aún a costa de los demás. 
Porque creo que uno se pone cargas ajenas, 
a cococho de la propia espalda,
y eso no es bueno para nadie.
Ni para el portante ni para el portado. 
En ese aspecto ando bastante bien, 
ya no tengo esas crisis de angustia 
que me atormentaron antaño, 
estoy en un muy buen autoanálisis, 
y hago lo mismo que vos, 
evito las situaciones que me ponen mal. 
Que conversemos me parece algo bueno, 
que te da la vida. 
Además he aprendido a decir, 
qué me importa, 
es buenísimo. 
Qué me importa, no me incumbe, 
la mochila mía, quién me la lleva. 
Nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario