Para los señores de la empresa de energía eléctrica
debo ser un conejito de las Indias sometido a un experimento para poner a
prueba su paciencia.
Desde el martes por la tarde me sorprenden,
imprevistamente con cortes de luz.
Ese día, se ve que, pensando en mi salud, a mi
regreso al hogar me sorprendieron con la tarea de subir escaleras, peldaño por
peldaño hasta que me diera cuenta de que mis cuádriceps, gemelos and sartorios
de ambas extremidades inferiores, distan mucho de ser lo que eran en los
tiempos en que el Atletismo atraía mis desvelos.
El miércoles
se comprometieron en brindarme un amanecer cálido y permitirme observar el
nacimiento del sol tratando de que alguna fresca brisa me acariciara el rostro
(al sol lo vi nacer, la brisa me la deben).
Jueves fue un día en que se portaron bien por
la mañana, aire acondicionado funcionando, el micro ondas calentó mi café, la
compu encendió, todo venía como un día normal, así que, comprometido con mis
obligaciones, tipo media mañana decidí que era momento de salir al mundo.
¡Ah!!! que grata sorpresa me brindaron los señores de
la energía eléctrica al dejarme entre dos pisos junto a mi vecino del 5to, su
perro salchicha (se llama Salomón) y su hermosa hija de cuatro años.
Los breves (pero interminables) minutos que
compartimos el cubículo descendente, me dieron la razón, haciendo un alarde de
imaginación digno del mundo perruno, reemplazó la botánica por la puerta del
ascensor, con las consabidas disculpas del vecino del 5to, que se ve mucho no
entiende de necesidades biológicas perrunas.
El resto del jueves la luz fue una ilusión
permanente, hasta anoche, en que transformó una corriente y vulgar cena en base
a hamburguesas recalentadas, en una romántica velada a la luz de las velas.
Pero debo agradecerles a los señores de la
empresa de energía eléctrica el brindarme un amanecer sabatino con aire
acondicionado... hasta ahora se están portando bien, pero, por las dudas, y
para no poner en evidencia su evasiva conducta, en un rato me voy a visitar al
primer conciudadano que vea iluminado por alguna bombilla eléctrica, aunque sea
de bajo consumo.
Historia y hecho actual que pareciera ser un cuento. Estas situaciones sacan de quicio. Buenas tardes, poeta.
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