Entre abrazo y abrazo,
volaron mariposas
en una piel que sabe distinto.
En un cuerpo nuevo,
palpando una nuca excitada
que zozobra en certidumbres.
Silenciosa
en esa muralla de labios
que encarcelan todo ensayo de lluvias.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
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