domingo, 9 de septiembre de 2018

En la sombra de una piedra


Exiliado en la sombra de una piedra,
melancólico e inmotivadamente alegre,
soy un otro en este cuerpo ajeno
pese a que es mi cuerpo, sin metáforas.
Desunido del otro lado de mi piel
escucho el perpetuo crujir de un corazón
que creo ajeno, pero es mi corazón.
Me veo invasor de un jardín alucinado,
jardín que mi respiración acompaña
en la precisa prepotencia de verme
donde ya no llega a la mirada.
Mudo retrato de mí mismo sin aroma,
sin aire, con un perfume exacto de pretérito.
Así me veo en el paisaje de las obsesiones,
viviendo a un aletargado trecho de mí,
aunque sea yo mismo el que
en la sombra de una piedra se ha exiliado.

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