En primera persona,
el humo del cigarro,
se entretiene divagando
del otro lado del espejo.
Voces tras la marquesina,
intensamente humanas,
sentencian que se vive.
Una señora y su diccionario
es la invitada de hoy
en la postal de la lluvia.
Un nombre en particular
garabatea la adolescente
en el vaho de la ventana.
Si el destino lo permite
un amante sentimental
desatará tormentas,
saltando montañas
y hundiéndose en valles.
El llanto del payaso
hará sonreír a un niño.
El idioma de la vida
escribe en blanco y negro
pero todo es cuestión de color.
A un paso del vacío
todo termina como siempre.
Ilustración: "El espejo" - foto Andres Mellizo
todo termina, tienes razón, pero éste bello poema no tiene fina
ResponderEliminarABrazos
siempre hay un final en verdad.
ResponderEliminarte amo
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