Hay sitios,
zonas
más allá de los ojos,
donde
se desguazan
pulsaciones
de ausencias
en lo agrio
del cuerpo.
Justo
en el borde
de ese
laberinto inhóspito,
en la
tenue letra
de la
medianoche, se tejen
ciertas
lágrimas
que,
con silenciosa algarabía,
germinan
esperanza
cuando
parece
que ya
no hay nada que decir.
Puede ser que haya mucho por decir, la cuestión es romper el silencio de la noche. Vale mucho la inspiración del poeta y las fuentes. Buenas tardes.
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