En ocasiones, la pensaba
pronto
a encontrarse
con
una libertad inigualable,
sin señales
de lo prohibido.
Otras
veces, la pensaba
mirándonos
a los ojos,
flotando
en ambiguas ilusiones,
sin decirnos
una palabra.
Pensarla
era un alegre juego
de
puro vuelo, sin realidad,
sin
que el exterior exista.
Solo
ella y yo, pensándonos.
Estando
donde queríamos estar.
Ella,
en mis pensamientos,
Yo,
acunando unos pocos sueños.
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