sábado, 4 de septiembre de 2010

Debo reconocerte



Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que me gusta que mis dedos,

Se pierdan en tu negro pelo.

Que jueguen en él,

Que lo enreden.

Que lo arrastren hasta tu nuca,

Dejando tu rostro desnudo.

Pálido, dueño de pequeños ojos,

De dientes blancos,

De lunares escondidos,

De promesas dulces.

Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que es un placer inmenso,

Que mis yemas recorran

Centímetro a centímetro,

La blancura de tu cara,

Y que se detengan, juguetonas,

En las comisuras de esa boca

Que me atrapa,

Cuando me muerdes,

Cuando me besas,

Cuando me lames.

Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que me pierdo cada vez

Que mis manos se enredan

Buscando liberar de los botones

El cuerpo que reclama

Caricias que se me escapan

Por los surcos de tu espalda,

Por tus adolescentes senos,

Por tus erguidos pezones,

Por el inevitable camino

Que me lleva al deseo.

Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte.

Que a veces me siento escaso

De cuerpo, virilidad y fuerzas,

Para satisfacer tus ansias,

Que se enredan en mi cintura,

Bajo el apretón seguro,

De tus piernas que me atan,

Atenazando contra mariposas

Los brincos impetuosos

De todos mis deseos

Que colmándote se colman.-

Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que recupero el aliento,

Cuando en tu aliento bebo,

El aroma suave de tu huerto

Recién regado.

Y cuando mi cansado jardinero

En tus manos reposa,

En busca del aliento,

Que le ha de llevar de nuevo

A laborar los surcos

De placer y anhelo.

Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que mis labios no se cansan

De reconocer tus vericuetos,

Tus escondidos secretos,

Tus profundos suspiros,

Tus regias humedades.

Y se gratifican simplemente

Al sentirse correspondidos

En el erguido pezón

En el tembloroso ombligo,

O en ese punto perdido.

Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que nada me es mas grato,

Cuando el sudor nos baña

Que tu lengua me recorra,

Traviesa y perversa,

Despertando impulsos

Que no se de donde encuentra.

En esos momentos siento,

Que de profundidades dormidas,

Renacen ecos que se presentan

En feroz estampida.

Si he de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que tus convulsiones me estremecen,

Que tus exclamaciones me enloquecen,

Que cada vez que dices “tomálo, es tuyo”

Siento que a vivir vuelvo viviendo,

Pero si verdaderamente

He de serte franco,

Si he de ser sincero,

Debo reconocerte,

Que solamente te amo más

Con apenas solo verte.

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