No dijo nada.
El “te amaré”,
se ahogó
silencioso, naufragando,
en un último, eterno, suspiro.
La
esperanza, como sus manos,
cayó
en el vacío de la nostalgia.
Un nombre
escrito en el cielo
de la
libertad más absoluta,
fue letra
aguada en papel de diario.
Ermitaño de
su propia soledad,
enhebro,
lento, un último zurcido,
con mucho
menos de filosofía,
a los
remiendos del encuentro.
Más allá de
las estrellas se marchó,
mirando cómo
se va su itinerario.
Como duele
amar, se dijo, cansino.
Mientras, el
vals del viento,
hacía danzar migajas de amor
en el fondo del río del olvido.
¡Qué lindo! danzando en el viento ese vals amoroso...Besos en tu cansado corazón...Any
ResponderEliminarUna danza nostálgica...de la mano con la calidez suya, tan característica.
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