Estos
ayeres, anduve ausentándome
de
los andurriales de mi propia vida.
Esa,
que comenzó en un frío julio,
y
terminará cálidamente en vos,
el
día en que el silencio inalterable
tenga
un demencial despertar.
Me
anduve andando por mi mismo,
como
testigo de un río cristalino,
bajo
todas las lluvias de mis tiempos.
No
se si has sentido mi ausencia,
o si
esta fue una inexistencia
por
tus apuros
desapercibida.
Atemporal de
demonios y miedos,
me deje
estar donde no te acierto,
(que
es el peor de todos los lugares).
Me
alimente reinventando historias
para olvidar
naufragios invertidos,
hasta que
esta locura inoportuna,
fatal, se
agotó en sus viejas salidas.
Ahora
regreso como insensata piedra,
y pienso en
voz alta, mientras te sueño.
Querido poeta: he copiado este poema en la página de Poetas Inolvidables. Por dos motivos, para que sepas que no te olvido y para que el grupo de poetas y sus lectores, no prescinda de tus divinas letras...Con cariño...Any
ResponderEliminarUna vuelta bella...palabras precisas..un buen regreso.
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