Sin buenas costumbres,
regado en alcohol, fatal,
amanece osco y silencioso
en su eterno pozo negro.
Abandono de sentidos,
visitas y desencuentros,
agitan un viaje al interior.
Vida sin borde, en la que
uno no sabe nunca nada.
Turbulento ocaso insondable
de nuevos días sin halago.
Lo suyo, es suicidio en verso,
a cuenta gotas, duermevelas.
Templario ilusorio de rescatarse
siquiera una tarde de gloria,
desmenuza la negra semilla
escribiendo otra repetida historia
en el diario de los días tristes.
Que aciago, pero tu pluma lo hace ver sólo como instantes. Es lo bueno.
ResponderEliminarUn gusto leerte, como siempre