en la ruta del olvido,
reseñan habituales
promesas de palabras,
anegadas de saudades,
que habitan, inolvidables,
en el cuerpo y la memoria.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
Saudades, sí!
ResponderEliminarBreve, certero... perfecto...
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