Conjuro a las dualidades a las geminianas,
con sus adornadas y permanentes mutabilidades,
a que, en visitas paralelas colaboren
para que entienda el ariano impulso positivo
que rige, con taurina fuerza, los destinos
del centauro emisor que guía a los sagitarianos.
Mi ignorancia requiere del libriano equilibrio
y de la arrebatada mordacidad capricorniana
antes que de la pasividad acuariana que rige a piscis,
pues me atacan escorpianas vacilaciones
al pretender superar virginianas tosquedades
en esto de desentrañar la leonina incógnita
que encierra el misterio de los lunáticos cancerianos.
Genial tu horoscopeando, un bonito juego de palabras.
ResponderEliminarBesos
Cuando yo nací no había astros
ResponderEliminarsino suposiciones en el firmamento.
Un saludo