martes, 17 de julio de 2018

Casi todo


El corazón disperso, flotando,
en aquel sitio en que dejamos
la noche segura y abundante.
Cosas comunes habitan, ocultas,
en el límite del cuerpo. Y crujen.
Menguadas, las orillas de la piel
se disuelven en liberal desnudo
de tardes saladas, errando cosas,
vivamente deseadas. Posibles.
El tiempo es una pausa ondulada
en las puntas felices de tus pechos,
resaltando la bruma de tu cuerpo,
sabroso, salobre sobre sabanas
insurgentes de caricias intranquilas.
Violeta, la humedad de las tardes
parpadea discretamente. Injuriante.
En ese minuto nos habita casi todo.

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