El árbol me miró con los ojos del agua.
El pájaro voló con las alas del viento.
Lloró el sol con lágrimas de la nube,
Caminaste callada. Me diste un beso,
Y después pedí silencio,
Para pensar en lo que me habían dicho.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
No hay comentarios:
Publicar un comentario