viernes, 29 de abril de 2011

Histriones

Como si fuera un melodrama
diario y cotidiano,
veces hay que monologamos
con nuestro aislado yo,
comprometiendo la voluntad
de enmendarnos en los errores.
Miles de buenas intenciones
que no siempre culminarán
mostradas en el escenario
                                                       que aprecian los demás.
Histriones teatrales.
Cuando cesan los aplausos,
el telón marca el final
y se apagan candilejas
Cuando los bises se pierden
en el silencio de la sala
y los vivas hacen sus mutis
por vacías galerías.
Fenecidos ya los actos
queda la última escena
la que nadie nunca ve.
El artista en soliloquio
da el presente de su historia,
ahora, sin que exista
representación teatral.
Enfrenta su público mas cruel,
es él quien se mira,
auto conociéndose,
entre lo que hizo, es y fue.
En un tiempo escénico,
sin trama ni argumento
se descubre yerros y omisiones
que promete corregir.
poniendo en ello
toda su sinceridad.
Hasta la próxima
obra teatral.

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