La puta con esta gripe
que no avanza ni cede.
Me tiene atrapado
con tos y afiebrado,
no me deja trabajar
y me pone a tiritar.
Necesito de un calor,
de un abrazo acogedor,
o de un te bien caliente
que me despeje la frente.
Pero si me dan a escoger
para curar mi padecer
elegiría meterme al lecho
y cobijarme en tu pecho.
Ponerme allí a sudar
y con mis males acabar.
Tu evitas contagiarte
y optas por alejarte.
Es en esta lejanía
que empeora mi afonía.
En una semana cura
el médico me augura,
ese es un tiempo eterno
si contigo no duermo.
Quisiera ya curarme
para contigo guardarme.
No avanza ni retrocede
parece que es adrede
lo de esta gripe mía.
Velada amarilla
ResponderEliminarEstás lejos y con frío.
Se que debo saltar lomadas,
arroyos imaginarios
para acercarme a tí.
Inicio un ritual
de velas amarillas
para darte calor.
Hoy está gélido
en Buenos Aires,
más frío aún
en nuestras almas.
Por eso preparo un té
de manzanilla y miel
para calentar
tu desazón.
Está muy dulce
y pasea por mi boca.
Líquido suave
que aquieta
el desencanto.
No puedo saber
hasta cuándo
durará la calidez
entre mis dedos
pero deseo
que nunca termine
este aroma
de panales.
Las velas
y las llamas
se consumen lentamente.
Tengo frío.
Necesito agregar
más leños
en la hoguera.
Yo se que los dioses
no quieren
vernos helados.
Me pongo un mantón
sobre los hombros
para cobijar
mi temblor.
Y las luces titilantes
dibujan figuras
en el techo.
Son indescifrados
mensajes.
¿Los adivinas?...
No importa,
son señales
de que el tiempo
nos sigue traspasando.
Al fin me siento
abrigada.
Las ilusiones
vinieron hasta mí.
Soñé que con mi fragor,
miles de pétalos
de violetas
te llegaron.
El morado
se transformó
en púrpura,
el gris en verde mar.
Tu soledad
se hizo brisa tibia,
tu agosto, enero,
tu silencio, canto.
Pensé,
nuevamente pensé
que en el invierno,
llegó una porción
de primavera.
Por eso
soñé que la lluvia
era un manojo
de espigas amarillas,
de cosechas pródigas
en nuestras manos.
ANY CARMONA