La
llovizna que no se encuentra,
siempre
enamora con su sonrisa.
No se
conoce el fuego de la ciudad
en
la rutina de una mujer de hielo,
y
sin embargo, antes del reposo,
se borran
recuerdos sin tiempo.
En
un ciclo de casual resignación
renacemos
con las noticias del día,
libando
el murmullo de la intriga.
Una
leyenda sin leyes ni orígenes,
transitando
en esas aguas benditas
que
juntan rutinas con esperanzas.
Como
animal intuitivo en una pausa,
se
traspasan desánimos líquidos
en
cuencos de azulada felicidad.
Mañana
es una duda con recortes,
y
ayer un niño que creció yéndose.
El
hoy, fugaz, nos come los cuerpos
de
repente y en cada esquina.
Y
sin embargo, igual nos enhebramos
sin respiro, en cuestiones cotidianas.
Ilustración: "Sin respiro" - Francisco Lagrifa
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