la ternura suave que deja el agua mineral helada,
caminar descalzo en las tormentas del misterio,
las ventanas grandes que abren verdades de tiempo.
Volver a sentir olor a
brea flotando en la vereda,
acampar la infancia en zapatos de paciencia,
cocinar para amigos carne, mariscos y pastas.
Los perros azules que en el cielo, transfiere la lluvia,
en invierno, los argumentos del crujir de la madera,
y huir por la costa en la que asoma el futuro
con designios que nacen de nuestra propia imagen.
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