sábado, 31 de mayo de 2014

Dedicado


Cae, alocada, la lluvia en su furia de existir.
Todo se repite, inerte, en el ruido cotidiano.
Algún día seremos entendimientos mutuos,
yo cruzare los dedos intentando una idea,
tu pintaras praderas de soles que alumbran.
Te idearé danzando en campo de gardenias,
dándome osada sonrisa, como final poema.
Versos que se hacen carne en ese rubor
que, siempre en mi rostro, alcanzas a lograr.
Hasta tanto ese día favorablemente llegue,
solo podre ir a tu encuentro con el corazón.


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