y a mí, no me alcanzo el tiempo
para poder migrar como las aves.
Por eso decidí estarme en ese otoño,
con rutas ocres, donde andar descalzo.
Simple paseante de vergeles y plantíos.
como alma que, sola, se va hilando
y se tienta a
revivir nuevos rumbos.
Todo otoño guarda una primavera.
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