viernes, 2 de enero de 2015

Locas autonomías

 

Él amaba el amar sin condiciones,
como aman los amantes absolutos.
Lo suyo era un amar a piel desnuda.
en lo increíble de caricias repetidas.
Colmando desatendidas madrigueras
con utopías de siempre más querer.
 Su amor asfixiante ella le reprochaba,
que le quitaba el tiempo de sus días.
Por amar no iba a dejar su peluquería,
ni su manicura o de cuidar sus pies,
no se privaría de desfoliar su cuerpo,
y ni que hablar de lo que mejor hacía,
no era una nadería depilarse entera.
Así vivieron sus contrarios amores
 un bendito viernes y cuarenta años,
hasta que acabo el amor con cenas
y flores los domingos para estimular.
El lampiño cuerpo quedo despintado
por esas incomprensibles realidades
que son las cosas de todos los días.
Se pusieron condiciones para amarse
y ellas fueron, de a una, desarmando
ese maridaje de locas autonomías.

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