domingo, 2 de diciembre de 2018

Buenas y malas tardes

Aún guardo las anotaciones
de cuando fuimos uno para el otro.
Son como una hoja de otoño,
pretéritas lunas de viejos ayeres
retratadas como las vi en ese tiempo,
cuando la memoria no hendía la carne.
Vivir y amar era uno y lo mismo,
el alma se tallaba en el cuerpo
y nada más importaba. Interminable
acto final en un lecho de aromas.
Hubo un tiempo, si, en que fuimos
el uno para el otro, vueltos hacia dentro,
hacia nosotros mismos,
sin preguntarnos qué deseábamos,
pues el equilibrio de nuestros cuerpos
nos brindaba todo lo deseado.
Hoy son vagas las formas de sus manos,
apenas un ayer tus besos vivos,
solo queda el arduo sopor del mediodía
y estas anotaciones, pobladas
de buenas y malas tardes.



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