sábado, 16 de enero de 2021

Quieto otoño

 Un último incendio

se gestó cuando nos devoramos,

luego,  la marea

dejó un pequeño charco.

Eso fue allá,

por el pasado septiembre,

con la primavera que,

pariéndose forestal y florida.

venía vehemente

a sacudir la languidez

de mi quieto otoño.

La mañana fue único testigo.

Pero las mañanas

duran poco meneando su fortuna

y son de memoria frágil.

Cuando los pájaros llegaron,

probablemente

esquivando las nubes,

ingenuas luciérnagas

titilaban sobre el pecho durmiente.

Solo existía un sueño.



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