Gemidos
de tonos pasteles
encienden
una llovizna,
(molestia
súbita)
líquida
y alcohólica,
(aunque
no tanto),
que
apaga todo rumor
y
algún movimiento.
Entonces,
uno se pregunta
por la
órbita
de
algún planeta o simplemente
por
las coordenadas
que
señala el mapa del deseo.
(no es
cuestión de otra vez
volver
a perderse).
Desnuda
y descalza se va la noche
diluida
en la historia,
dejando
un bordado de recuerdos
que se
arrugan en la piel.
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