viernes, 5 de noviembre de 2010

Minima importancia

Cuando los tiempos eran suaves,

Los soles amanecían danzando,

Y las estrellas dormían despiertas,

Mi mundo era un continuo sonreír.

La mar semejaba una fresca caricia,

Las brisas jugaban escondidas,

Y las arenas bruñían mi piel

En un festival de placeres.

Eran buenos tiempos los tiempos suaves.

Y aquello duró lo que dura

La bellota en germinar y crecer,

En ser fronda y dar sombra,

Que siempre resulta poco,

Para los que deseamos su eternidad.

Pero luego vinieron fecundos tiempos,

De algarabía, de quehaceres,

De armar y desarmar destinos,

Estos nuevos tiempos duran mas,

Aun están durando, porque nunca,

Esto de estar ocupándose

De la cotidiana tarea del vivir

Parece alcanzar su final.

Pero mi piel ahora se brilla,

Solo con el roce permanente

De apiñados transeúntes.

Esconderme es imposible

De diarios problemas a resolver.

El mar es una fotografía,

De alguna playa donde no me llevarán

Nunca los vientos de la monotonía.

No veo estrellas en el cielorraso,

El smog no se deja vencer por el sol.

Y lo detiene antes de que llegue a mi.

Ya no puedo decir que los tiempos,

Como aquellos viejos tiempos, son suaves.

Pero que importa todo eso,

Que mínima importancia puede tener,

Si durante todo ese tiempo,

Y durante todo este tiempo,

Siempre vuelvo a renacer.









2 comentarios:

  1. Gracias por la invitación tan cordial, ya me he unido al grupo, estaré dando una mirada más detenida al blog y así poder enterarme de más.

    Desde Santiago de Chile, un gran abrazo.

    Anouna

    ResponderEliminar
  2. Seroma la sonrisa de la juventud de "los tiempos suaves" como tú dices, es una suerte recordarlos así, porqué por los dulces acontecimientos de esa época puedes hacerte cargo de los problemas diarios en los que vuelves a renacer, que al fín y al cabo son de "Mínima importancia"....precioso

    ResponderEliminar