domingo, 10 de abril de 2011

Cuento

Érase una vez
que fueron felices.
Sin princesas ni brujas
y sin comer perdices.
En una pensión de barrio,
del amor aprendices.
Paredes descascaradas,
puertas sin barnices.
Solo con pan y cebolla
sentaron raíces.
Un día vieron TV,
y publicidad en sus narices.
Quisieron perfumes y lujos
y hasta automotrices,
champaña y caviar
como las actrices.
Con piscina un duplex
y que todo automatices.
Ella fue al gym
con otras adoratrices.
El al happy hours
buscando meretrices.
Invitaban a cenar
sirviendo codornices.
Para hacer carrera
ella cometió deslices.
El, para no ser menos
amo a institutrices.
Se sintieron realizados
Con el mundo a sus cervices
Y un día en el espejo
se descubrieron infelices.




Ilustración: "Un hombre y una Mujer" Mariana Rossi






2 comentarios:

  1. muy bueno... cuantos vivimos a nuestro modo con excesos y desdenes para darnos cuenta más tarde que temprano de lo equivocados que estabamos... contigo siempre hay dosis de realidad posible

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