Carecen
de sentido, en noche de miserias,
la
confidencias sin destinatario, que brotan
compungidas,
vagas de sombras y silencios,
conspirando
contra el pecado de la memoria.
Muchas
lunas perennes las han visto pasar,
en
ocasiones, como una ausencia teñida de azul,
otras,
como gorrión en lento transcurrir de fuga.
En
sus intimidades de insomnio imaginario, logran
que
se escuche, en tu yo profundo, una canción
en
la que, la nota elevada, es la timidez del amor.
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