martes, 13 de enero de 2015

Travesía quieta


Se abatía el ocaso
con las alas rotas
a un día del adiós.
Añicos de eternidad
flotaban en el aire,
oscurecía en enero
desvelado de calor.
Desierto de voces,
languidez de estío.
El antiguo ferrocarril
se condena inerte
en la estación vacía.
Las vías son rigores,
sustancias inmóviles
que van a ningún lado
en su travesía quieta.
Ermitaños y olvidos
se venden mentiras
a la sombra del andén,
peregrinantes pájaros
coleccionan sucesos
en ronda perdurable.
Nadie espera un viaje.

1 comentario:

  1. Precioso Blog, la poesía se enseñorea en cada entrada. Me alegra leer la obra de personas talentosas como tú.
    Un placer.

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