En los
bordes de un gesto lejano,
marino
tu cuerpo ligero de azahar
en el tenue
sosiego del sándalo
con la
serena paciencia del agua.
Fuego
fatuo tu contorno en sueños,
ofreciendo
vida, cariño y tu abrigo.
Te
recuerdo en el tiempo perdido,
en la espera
después de la llovizna,
y en el
incauto cielo que sabe a deseo.
Bonito poema. Lo comparto.
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