Se cree
más de invierno la tarde,
mientras
la memoria cursa la vida.
Un
rito de paso, las hora y los días.
Ausencias
tibias en la esquina
desgastada
de manos ausentes.
El
sol, incierto amante longevo,
se
interroga a sí mismo, dudando
en
amortiguar la angustia del vacío.
Lejos rebalsan,
como migas solitarias,
restos
insepultos de una historia.
Las
paredes se despintan en las casas.
De vos,
uva del tiempo, en algún lugar
me acecha
asombro y olor a espera.
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