Palabras
y palabras,
dagas
que atraviesan
aquella
tibia ausencia
y la
esquina gastada
donde
se acurruca
la brizna
de un guiño.
La
lengua prohibida
al
beso y al lenguaje,
invierte
en desencantos
construidos
en el aire.
Meros
refugios inciertos
que rebalsan
los párpados.
Apenas
un ritual de paso
esta vida
como destino.
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