Uniendo ansiedades con bellos destinos,
despabilaba letargos mientras dormías.
La mente en descanso, perturbada la carne,
sin palabras, trémulo, sucumbía a tu hechizo
victima de mi increíble adicción a tu cuerpo.
Con estar en tus brazos mi destino soñaba,
extraña y tonta inocencia estando a tu lado,
pero dormida, mujer, solo eres entera ficción,
una prohibida y lejana existencia del alma,
esa sirena que habita tan cerca y tan lejos
que no existen pasos errantes que lleven a ti.
Seducido por el silencio al que te entregas
y el perfume que en tu quietud se origina,
resta la única opción de esperar tu despertar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario