martes, 26 de enero de 2016

Siempre sobran


Con el transcurrir de los años, cambian las aventuras.
Ya no queremos arriesgarnos a nadar en el rompeolas,
ni exponer nuestro sistema nervioso a una sobredosis
de paroxismo, escalando un encadenamiento Antártico.
Mucho menos sufrir el silencio heroico de un relámpago
                      y no es que tengamos la esperanza ágilmente envejecida                     ,
solo que cambiamos la definición de lo que son correrías,
matando el aburrimiento sin comprometer tanto el pellejo.
El hechizo de una noche, una charla, unos ojos, unos labios
pueden tener tanta adrenalina como un salto en paracaídas,
y ni que hablar de descubrir el dulce misterio que se encierra,
secreto, en la encendida caricia que se despierta con el deseo.
En lo efímero de la vida la peligrosa seducción de riesgo,
y de saber lo que con él se siente, no se extingue nunca.
Motivos y razones siempre sobran para vivirlo de otra manera.

1 comentario:

  1. Que bien has expresado el sentido de la aventura a través de los años. Aventura es adrenalina, ayer hoy y siempre. Pero a veces la tomamos a pequeños sorbos en una copa de vino, con buena conversación... Me gustó tu entrada.

    ResponderEliminar