Blancas y negras
tañen las campanas.
Recuerdos azules
del cielo al techo.
En amarillas huellas,
parábola del hastío,
el sábado gris.
Y nada más que eso.
Vestida de rojo
una muñeca de verdad
sueña nubes celestes.
En el desván de su ayer,
con marrón dibuja
encuentros y desencuentros
la blanca esposa,
socia del oculto pecado.
En añiles fugaces
los barcos de la tarde
traen violetas.
Perversa la respuesta
lee un poema incoloro.
Prisma de dulces sombras,
el arco iris oculta
una poesía especial.
Solo hay que descifrar
los colores.
alo señor de la ley...MAGNIFICO POEMA!
ResponderEliminarmuchas gracias por compartir y seguir mi blog!
un placer haber pasado por acá!
un abrazo,
lidia-la escriba