No te rindas.
Toda muralla construida
con congoja o melancolía,
encierra la frágil inocencia
de guardar persistencia.
Mas el río del olvido,
nacido en selvas de ilusión,
con su caudal de deseos,
volverá una y otra vez
a darnos una esperanza,
minando los cimientos
de toda añeja afrenta.
Entretanto el silencio,
como lienzo vespertino,
nos da la oportunidad
de despertar anhelos,
con un: “no te rindas”

como si me lo hubieras dedicado :)
ResponderEliminartus palabras siempre tan hermosamente hiladas
un abrazo