sábado, 6 de junio de 2015

Celos de ocasión


En la sala de espera, una cesta colgada.
Un desayuno de reyes así, sin más nada.
Dos necios respondiendo un cuestionario.
En el centro, siempre una mujer hermosa.
y la historia de un deseo ausente del alma.
El amor y el miedo se enfrentan monótonos,
hay olor a humo de domingo al amanecer.
Presentes los breves fantasmas externos,
colmando la plaza de monotonía sarcástica.
Un falso cariño hoy se siente desconsolado,
adentro, el espacio agobia silencios frágiles.
Distante de todo, se obscurece la voluntad
en una interminable siesta de miles de horas,
ni siquiera quedan esos celos de ocasión
que bullían arreglos con los que continuar.

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