sábado, 27 de junio de 2015

Danza casi perfecta

Apareciste desafiando la autoridad de la música,
cuando ya casi era la migración de junio,
Envuelta en una vorágine de agitación sin treguas,
inundaste de conversaciones mi interior,
y de hierbas, sonetos y ofrendas los alrededores.
Silencios y ruinas, cobraron vidas
en una danza casi perfecta, que obviaba las horas.
Ahuyentaste las fieras aladas de la tristeza
con impulsivo despliegue de ninfas.
Olores y sentidos rejuvenecieron en tornasoles.
Descubrí el vacío que me habitaba sin ti,
y me dejé renacer sobre tu vientre, aferrándome,
febril, a lo que nunca tuve.






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