miércoles, 9 de diciembre de 2015

Simple y desconocida


Así de simple y desconocida ibas dando pasos bajo el sol.
Tus zapatos desandaban el camino que me llevaba a ti,
almendrados tus ojos  se entretenían con las rosas,
en tanto mi interés, ávido, desabotonaba tu belleza.
Nos cruzamos, tu ignorándome, yo siguiéndote con la mirada.
En el banco de esa plaza me regale tu contorno, resaltado
por la iluminación sutil con que me premiaba la resolana.
Una queja formal me dejó el trino de las calandrias,
y te perdiste llevando contigo las resonancias del paisaje.
Quedamos para siempre desencontrados y para nunca juntos.
A veces así son las cosas, y sin comenzar, todo acaba.
Ahora debo apurar el paso antes que la soledad anide en mi puerta.

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