martes, 10 de mayo de 2011

Travesia

Como final alternativo
de radiantes sucesos,
señalo recorridos
que me marcaron la vida.
Uno, al fondo negro
de tu mirada,
perdida en el estupor
de nuestro primer encuentro.
O el de aquella noche
que nos bebimos el fondo,
hasta acabar en la aurora.
Ese vuelo de invierno
en que visité tu paraíso
mundo especial
con un fuego dentro,
que desciframos,
como un jeroglífico.
El tesoro de tu piel inerte,
tu esencia de hembra,
al cabo de días
de libertad condicional.
El disfrute primaveral
de tu pañoleta verde
arrojada en un sofá
tejiendo en crisol
el deleite del amor.
Como olvidar
el periplo extraño
del jinete mordaz,
al despertar distancias
(y cercanías)
caminando juntos.
Pero de todas las travesías
traídas por la lluvia,
me quedo con el anhelo
en el cielo en tu cara
cuando dentro de mis brazos
y en silencio,
tu mejor virtud,
siempre puntual,
veo estallar.

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