El
lienzo totalmente en blanco,
omitido
de creación el ingenio,
y
en medio de ellos, sendos dos,
esa
entelequia de carne y huesos,
en
que se reconoce un viviente yo.
Hombre
de singular existencial vacío,
disociado en presencias separadas,
la de la tela, que reclama de su
obra,
y la de sus manos, yertas de
ejecución.
Un sueño, un grito, un dolor, un
algo,
que lo arranque de esa invisible
nada
en la que, hasta el olvido es lo mejor.
Susurra el miedo ficciones imposibles,
sombras sin títulos pasean la memoria,
y ni el acertijo de una anónima
utopía
transita el frágil laberinto que une,
sus quietas manos con esa imaginativa
que
lo condena
consiente a solo ser
torpe aprendiz de vivir su ausencia.

Ilustaciòn: "El Yin, Aurora, disociado" - Balam Roman
Tu poema me lleva a un paraje de inquietudes solitarias donde finalmente solo hay un responsable...el amor.
ResponderEliminar