Soñaba
que podía ser viajero de regreso,
enarbolando,
como testimonio al viento,
la
verdad de góticas madrugadas de ocio.
Se
vio ángel, libre de epitafios y ataduras,
espada
sesgando paredes de densa niebla,
filósofo
indiferente de lucido adverbio fácil.
Pensaba
grabar en las estrellas, anagramas
musicales
de la luna con la nota de un La.
Podría
haber deseado, a solas, mucho más.
Pero
un rumor sin nombre, le
hizo saber de ti,
y saldó
sus calmas en el seno de una lágrima
derramada,
al ocaso, sobre la rosa de tu cuerpo.
Ilustración: "Ocaso" - Nicolás Trombetta
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