La otra mejilla expuesta sola,
su plenitud lejos del tiempo,
esa bofetada siempre doliente,
aun más fría que la noche fría.
Sin la magia de risas actuales,
ambivalencia
de silencios,
sonidos
con intermitencias,
y
después una nada concedente,
a la que siempre sigue un antifaz,
a remota distancia
del placer.
Ningún pensamiento irá al cielo
por haber sido solo eso. Y olvido.
Hola Seroma
ResponderEliminar"Siempre sigue un antifaz, a remota distancia del placer". Lo afirmo también....vivencia, nada más que eso. Poema redondo y profundo.
Un abrazo y cálido amanecer.