lunes, 10 de junio de 2013

Pereza somnolienta



Hablando quedo en la noche,
encuentro la perfecta excusa
para atinar el acorde de un beso
en el nocturno roce, inesperado,
que entre sábanas se produce
cuando despierta el sentimiento,
sorprendido de seguir viviendo
por sobre tus marcas en mi piel.
En las manos se diluye la pereza
somnolienta de crestas apretadas,
luego, tus ojos la luz reemplazan,
en una mirada que fluye sin mirada.
y solo nosotros dos sabemos donde
conduce, con encanto de realidad,
concluyendo esa agónica abstracción
de instintivos deseos de abrigarme
en los caminos volubles de tus brazos.

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