martes, 16 de junio de 2015

Naranjas amargas

Empapándose por mil amantes ocultos,
en las vigilias de las palabras tardías,
habitaba una mujer vestida de desnudez.
En caricias silenciosas, se recreaba
para la época de las naranjas amargas.
Vivía bajo las luces en los aguaceros,
buscando una gota con nuevas vidas.
Veía al mundo con su alma de muñeca,
bifurcando entornos para no tocar fondo.
Dudaban de amarla los duendes del agua,
y se escondían, suspicaces su presencia,
las lágrimas de los pesimistas del frío.
Una noche cualquiera engendró la magia,
y, desangrando agonías, se parió virgen
en la travesura de llegar a ser pájaro.



2 comentarios:

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  2. Mucha imaginación, como siempre, poeta. Felicitaciones! Por otro lado, con la cáscara se puede hacer dulce.

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