Un azul-azul, indómito y febril,
brotó
en la timidez de tu mirada
cuando
acaricié la vigilia
que,
tibia, perfumaba tu boca.
Inesperada
y audaz, una sonrisa
vivió
su destello tenue y furtivo.
Fui
feliz después del mediodía.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
Simplemente bello.
ResponderEliminarMil besitos