jueves, 14 de mayo de 2020

Amores entrantes


La nada se deshilacha
en el aroma del café.
En un tiempo deshecho
llueven olores y antojos.
El alma se moja de afanes
y los mezcla con el azúcar
que la lluvia deja en la calle.
El insomnio, paciente, espera
cubierto de pálido azul.
Sorprende un eco invertido
con su memoria acústica,
el pulso, todo rencor y congoja
gotea apenas, inmaculado.
La mirada, escasa rendija,
derrama sueños barnizados,
inciertos, volátiles y sin raíces,
que impiden la llegada
de los posibles amores entrantes.

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