martes, 12 de mayo de 2020

Sin estrépitos ni elocuencia

Nos cansamos de esperar
que alguna vez llegara
el veterano tren del sur.
Vagamente, un organito
desteñía la resignación
de aguardar que caiga
el bastidor de la demora.
Sin estrépito ni elocuencia,
estáticos como en una foto
antigua o un lienzo ya ajado,
con la soledad extendida
entre los durmientes y las vía,
nos fuimos conformando
con  saber que, finalmente,
esa espera que se probaba
en cada uno de los cuerpos,
para nosotros sería todo.



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